Elaborar pan ha sido uno de los planes que más triunfaron en el confinamiento, y hoy os traemos nuestra propia
receta
para que podáis hacer con vuestra familia una tarde de fin de semana.
Hacer tu propio pan te asegura saber completamente lo que estás comiendo, lo que lo convierte
en un
alimento mucho
más adecuado para la salud. Y es que el pan es un alimento lleno de bondades, sin embargo, su cantidad de
carbohidratos han hecho que sea mirado con recelo por aquellos que buscan bajar de peso.
A decir verdad, el único “problema” de este súper alimento es la cantidad y el
acompañamiento porque 100 gr de pan,
sea blanco o integral sólo aportan unas 280 de las más de 1500 calorías que necesitas como
combustible energético
diario.

Vía Pinterest

Vía Pinterest
Así que, si alguna vez has pensado mal injustamente del pan, aprender cómo hacer pan
casero no sólo
te hará darte
cuenta de lo que en realidad contiene este alimento, sino que también disfrutarás del placer del olor
del horneado
por toda tu casa. Además del orgullo de preparar tu propio pan artesano libre de conservantes
y
químicos, claro.
Para aprender cómo hacer pan casero solo necesitas cuatro ingredientes muy económicos
que están en
cualquier cocina:
harina, agua, sal y levadura. Poco a poco irás adquiriendo mayor práctica; la primera vez con esta
receta es normal
que no te salga perfecta, pero poco a poco he iras aprendiendo a respetar mejor los tiempos y a adaptarla más
al
tipo de pan que te gusta.
Ingredientes para hacer pan en casa
-
500 g de harina de fuerza: Existen dos clases de harina de trigo, la de fuerza con más
gluten y
por tanto
perfecta para la elaboración del pan, y la floja, más adecuada para la elaboración de
repostería.
-
10 g de levadura seca o fresca: Existen dos clases de harina de trigo, la de fuerza con
más
gluten y por tanto
perfecta para la elaboración del pan, y la floja, más adecuada para la elaboración de
repostería.
-
300 g de agua a temperatura ambiente.
-
10 g de sal.
Paso a paso: cómo hacer pan casero
1. Mezcla
Ayudándote de los dedos, vierte la levadura sobre el agua y déjala reposar durante unos 15
minutos.
En otro bol,
coloca los ingredientes secos; la harina y la sal.
Con las manos haz un pequeño hueco en el recipiente con la harina y la sal y vierte en el centro el preparado
de
agua y levadura. Este paso es muy importante; mezcla con las manos y haciendo movimientos circulares hasta mezclar
de forma homogénea todos los ingredientes y lograr que se despeguen por completo todos los ingredientes del
bol.
Añade agua para que la masa no quede demasiado seca ni aguada, y continúa mezclando con paciencia.
2. Amasa
Para amasar es fundamental preparar una superficie plana. Nosotros te recomendamos esparcir la
harina sobre una tabla de madera grande y ancha.
Una vez la tengas preparada, extiende ahí tu mezcla. Utiliza las manos; mientras una sostiene
el
preparado con
firmeza, la otra debe estirarlo hacia el costado. Estírala y dóblala sobre sí misma de tal
forma que consigas
constantemente una “bola” y puedas repetir la operación durante 20 minutos.
Antes de preparar la tabla acuérdate de poner tu playlist favorita para recrearte en ese momento ya
que es
el más
laborioso, pero también el más divertido. Deberás parar cuando la masa quede
complemente suave.
Justo ahí es donde
debes dejarla en forma de bola.
3. Fermenta
Unta en un bol de cristal grande aceite de oliva, mejor si es virgen extra, e introduce la bola. Con
papel film
transparente y también con un poquito de aceite, tapa el recipiente y deja reposar la mezcla alrededor de una
hora
en un lugar fresco y seco. Ha llegado el momento de que la levadura haga su trabajo.
Tras una hora (a veces incluso hay que dejarlo una hora y media), aprieta la bola con tu dedo índice; si a
masa se
hunde y vuelve lentamente a su estado original está perfecta.
Sube el volumen de la música de nuevo y vuelve a repetir el proceso de amasado. En esta
ocasión
hazlo aplastando la
masa con la mano, pero con un movimiento circular y doblando los bordes hacia dentro.
Un truco que utilizamos en el segundo amasado es utilizar un rodillo. Una vez has hecho el
movimiento circular
ayudate de este para “romper” un poco la masa y luego volver amasar con las manos haciendo
círculos. Una vez has
amasado todo unos 15 minutos, vuelve a hacer una bola y ponla a fermentar durante una hora (ahora sí no es
necesario
más tiempo). Puedes colocarlo en la bandeja donde hornearé el pan y tapada con un
paño de cocina.

Ilustración: Maria Marín

Ilustración: Maria Marín
Para el horneado, calienta el horno a 230º antes de meter la masa de tu pan. Un truco para
obtener una atmósfera
húmeda es introducir una bandeja con un poquito de agua caliente en la base del horno. Ahora vez está
bien caliente
el horno, introduce la bandeja con la masa a media altura.
Los primeros 20 minutos verás que el pan sube. Entonces retira la bandeja con agua del horno y sigue con la
cocción
otros 20 minutos. Baja la temperatura a 200º y deja acabar el horneado. ¿Cuándo
estará listo? Cuando al golpear la
base del pan con los nudillos suene a hueco.
Por último, saca la bandeja cuidadosamente y coloca el pan en una rejilla y déjalo reposar. Si lo haces
por la
mañana, puede estar listo para la noche, pero te recomendamos esperar hasta el día siguiente.
Esperamos que os animéis a hacer la receta y que nos lo contéis en los comentarios el resultado.